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En ocasiones obviamos la importancia que para bien o para mal tienen los muebles en el mercado del alquiler de viviendas. Y es que, si bien en la compra-venta de propiedades la trascendencia de los muebles es casi nula (dado que la práctica totalidad se venden completamente vacías), en el alquiler la historia es muy distinta.

Es evidente que cuando un potencial inquilino busca una casa para alquilar, contempla todas y cada una de las características de la misma: el precio, el número de habitaciones y cuartos de baño, su ubicación, las calidades de la vivienda y, por supuesto… los muebles con los que cuenta, en caso de que disponga de ellos. De hecho, huelga decir que, si la casa no está amueblada y los muebles debe ponerlos el inquilino, el precio del alquiler baja considerablemente.

No es lo mismo alquilar una casa con muebles más o menos nuevos en todas las estancias, con confortables sofás y sillones en la sala de estar, con un buen conjunto de mesa y sillas comedor, etc. que la misma vivienda completamente vacía o con muebles destartalados.

Es evidente que en algunos casos hay inquilinos que, por diferentes motivos (cuentan con sus propios muebles, quieren amueblar la casa a su gusto desde cero, etc.), prefieren alquilar la residencia vacía, pero son muchos más los que la prefieren “para entrar a vivir”, es decir, completamente amueblada e incluso con todos los artículos de menaje necesarios para el día a día en el hogar.

Por este motivo, si tu intención es alquilar una vivienda como arrendador, presta especial atención al estado del mobiliario y, en la medida de lo posible, no escatimes en gastos si es necesario renovar parte de este. Ten en cuenta que, más que un gasto, decorar la casa con muebles atractivos y de calidad es una buena inversión, ya que esto contribuirá a revalorizar al alza el precio de mercado de tu inmueble.